Diego prácticamente olvidó el ruso, su lengua materna, pero mantiene el deseo de volver a Rusia y abandonar los refugios infantiles temporales de República Dominicana, donde ha vivido desde que su familia adoptiva lo abandonó.
"Es una situación muy compleja" porque Diego, de 12 años, llegó muy pequeño a República Dominicana, "y no sabemos si tiene familia biológica" en Rusia, dijo a la AP Aly Peña, directora jurídica del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani, una dependencia estatal).
Ante la falta de información sobre la familia del infante y debido a su estatus como extranjero, Conani no puede enviar a Diego a un orfanato donde recibiría educación formal e incluso podría ser adoptado, explicó Peña.
El infante, al que la justicia dominicana impide divulgar su nombre completo, nunca ha ido a una escuela formal y sólo fue alfabetizado en español por Conani.
El propio Diego informó que tiene dos hermanas, una de las cuales estuvo presa en República Dominicana y después desapareció, según Peña.
Diego, originario de Volgográdskaia àblast, fue abandonado en 2005 en la zona turística de Boca Chica, 33 kilómetros al este de Santo Domingo, por la pareja rusa que lo había adoptado dos años antes en un centro de tutela infantil en Rusia.
Tras su visita a Boca Chica, los padres adoptivos, identificados como Oleg y Dania, entregaron el niño al taxista dominicano que les sirvió como chofer durante su estancia en este país y volvieron a Rusia, donde fueron arrestados por tráfico de cocaína.
"Tenemos información de que esa pareja (rusa) utilizó al niño en actividades ilícitas" vinculadas al narcotráfico, comentó sin mayores detalles a la AP desde Caracas el cónsul general de Rusia en Venezuela, Iván Savin, quien realiza los trámites para la eventual repatriación de Diego.
Ante las denuncias de que el taxista y su esposa maltrataban físicamente a Diego y nunca le proporcionaron educación, Conani rescató al infante en 2008 y lo envió al "Hogar de Paso" de Boca Chica, que da abrigo temporal a niños que han sido víctimas de violencia familiar.
El caso de Diego "ha sido único porque ha visto pasar a muchos niños (por el Hogar de Paso), pero su situación sigue igual", advirtió el director de ese refugio infantil, Juan Ramón Sánchez.
El funcionario lamentó la prolongada estancia del niño en el centro temporal como consecuencia de la falta de información sobre su familia y de la burocracia diplomática.
Desde que Conani notificó la situación de Diego al gobierno de Moscú, funcionarios consulares y de la embajada rusa concurrente en Venezuela visitaron a finales del 2008 al infante, pero sin ofrecer alternativas concretas.
El cónsul Savin indicó que, aunque aún está en marcha la elaboración de trámites para el traslado, Conani podría determinar que, "para el bien del niño, sería mejor que se quede en República Dominicana".
"Diego está acomodado al ambiente" en el país caribeño y "ya tiene problemas con el (idioma) ruso", reconoció Savin. Conani insiste que no puede entregar la tutela del infante si no cuenta con garantías de que tendrá un lugar adecuado para su desarrollo en Rusia.
"La última vez que enviamos un informe al gobierno ruso fue en agosto, pero no hemos tenido respuesta", aseguró Sánchez.
Savin explicó que el centro de tutela infantil que dio en adopción a Diego en 2003 sólo puede revelar información sobre la familia biológica del infante ante una petición del Ministerio de Educación u otra entidad oficial de Rusia, que al parecer no se ha hecho.
Tanto Peña como Sánchez, de Conani, insisten en que al ver cómo los demás niños que llegan al centro temporal vuelven con sus familias o son enviados a orfanatos, el propio Diego se muestra "ansioso" y ha manifestado su deseo de regresar a Rusia.
Por recomendación de psicólogos, Diego fue trasladado un mes a otro refugio temporal a la ciudad de Santiago. A su regreso a Boca Chica, acudirá por primera vez a una escuela formal.
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