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jueves, 10 de diciembre de 2009

Los grandes hablan de Luis Diaz.


Y se fue. Como se van los grandes dejando huellas. Gay y Peter, nos decían que Luis había sido el culpable de que ellos estuvieran en la música, era nuestro papa y el de muchos otros. Grandes figuras se cobijaron en la inmensa sombrilla del terror, Juan Luis, Manuel, Mansilla, son algunos de los que aprendieron del incontrolable Dias. Frometa nos afirma que decenas de personas en el mundo del arte se lo debíamos a el. Era realmente maestro de muchas generaciones.
Y lo recordaba como lo conocí en la UASD, controversial, cuestionador de todo y de todos. Mas tarde en convite, luego en 7 días con el pueblo, en aquellas memorables fiesta un jueves en el patio de mi casa, donde todos ellos Víctor Manuel, Ana Belén, Silvio, Los Guaraguao, La Inmensa Mercedes, Nueva Forma, Expresión Joven. Celebrábamos el éxito de esta gran jornada. Se fueron a las 2, 3 o 4 de la mañana pero Luis amanecía tocando su guitarra. Ese era el Luis que yo conocí. No conocía de perfumes, si conocía de sudores, de trabajo. Fue un gran patriota. El que vivió intensamente su música, su genialidad y todos los que son así corren el riesgo de adictarse a ella.
Convite, Madora, Trasporte Urbano, La Victoria, Las Maravillas, son algunos de los grandes aciertos de Luís.

Sergio, Sonia y kaki, tienen que recordarlo siempre. Impulsó sus carreras y los enseño a interpretar sus composiciones. “Marola, Las Vampiras”, Yo Quiero Andar, Los Mosquitos Puyan, Wachiman, son algunas muestras de sus éxitos.

Yo no lo voy a recordar con tristeza. Tenemos que recordarlo con alegría. Como el fue: desenfadado, atrevido, inconforme, fresco, cultor de verdades. No se conformaba nunca en la música con los acordes tradicionales, los cambia, lo distorsionaba y lograba imponerse. Cantor de las bellezas de este, nuestro mundo y de la realidad social que nos agobiaba y nos arropa a todos.

Un medico de los que lo atendía nos dijo: que no había sufrido en agonía, que se había ido tranquilo.

A los pocos minutos de su fallecimiento nos encontrábamos algunos: amigos, parientes y compañeras de su andar.

Hay que despedirlo con su música; en los campo, en las ciudades, en los barrios, tienen hoy que celebrar que el hijo de un humilde trabajador de un campo de bonao escaló grandes escenarios en otros lares y en su propio país.

Pasaran muchos años y seguirán nuestros pueblos bailando en la calle, liborio no comerá pendejá nunca y con esta falta de salubridad y diluvio permanente los mosquito seguirán puyando siempre. Sus composiciones traspasaron los tiempos y las épocas por eso Luis coqueteará con la eternidad. Porque su música es inmortal. Feliz viaje Luis, saluda a otros grandes: Casandra, Fradique, El Primo, Carrasco……….

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