Una palabra de Yavé de los Ejércitos me fue dirigida:
"He querido a Sión hasta los celos y por ella he llegado hasta enojarme con sus enemigos.
He vuelto a Sión, pues quiero residir en Jerusalén. Esta será llamada Ciudad fiel, y el cerro de Yavé de los Ejércitos, Cerro Santo."
Así habla Yavé de los Ejércitos: "Los ancianos y las viejas volverán a sentarse en las plazas de Jerusalén, apoyándose en su bastón por el peso de los años.
Las calles de la ciudad se llenarán de niños y niñas, que andarán corriendo por ellas."
Y pregunta Yavé: "Si esto ahora les parece imposible a los que han quedado de este pueblo, ¿tendré yo también que pensar que no es posible?
Pues bien, dice Yavé, yo voy a salvar a mi pueblo que se encuentra tanto al oriente como al poniente. Los voy a juntar para que vivan en Jerusalén.
Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, guardándonos mutuamente fidelidad y respeto.
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