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martes, 16 de junio de 2009

Hombre asesina su esposa y luego se suicida.


El hijo de una pareja centroamericana fue el testigo ocular del asesinato de su madre, quien murió degollada por su propio esposo, que después se quitó la vida a puñaladas en Queens.
“El hijo bajó corriendo diciendo que el papá había cortado la garganta de la mamá y haciendo señas”, recuerda Carlos González, un vecino que se encontraba dentro de la bodega a donde llegó el menor.
Uno de los empleados que se identificó sólo como “Miguel” corrió al segundo piso del edificio localizado en la 95-18 de la avenida Jamaica, en el sector de Woodhaven, en Queens, y encontró los cuerpos del guatemalteco Eusebio Salazar, de 76 años, y su esposa Geraldina Salazar, de 51, de Honduras.
“Miguel fue hasta el apartamento y encontró todo lleno de sangre”, indicó González. “Todos los conocían, era una pareja muy respetuosa y querida”, añadió.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 7:30 de la noche del domingo, según el informe de la policía. Cuando llegó el servicio de emergencias encontró al hombre muerto y a la mujer todavía con vida, pero ella murió poco después en el hospital Jamaica.
Ellen Borakove, vocera del médico forense, informó que la mujer murió de heridas de cuchillo en el torso y una cortada en el cuello; su muerte fue clasificada como un homicidio. El hombre murió de heridas internas en el torso y su muerte fue clasificada como un suicidio.

Salazar era peluquero y el propietario del salón de belleza “Selvin’s Unisex Hair Salon” hasta hace tres meses, porque lo había vendido al cuñado después de haber sufrido una trombosis y tenía medio cuerpo paralizado, según Miriam Orjuela, una clienta del salón, que ayer puso velones frente al edificio donde fueron encontrados los cuerpos.
“Es muy triste lo que pasó”, aseguró Orjuela, quien dijo que el hijo de la pareja sufre del Síndrome de Down. La vecina agregó que nadie había reclamado el cuerpo porque él no tenía familiares en Nueva York, sólo tiene un hijo en Guatemala.
Una mujer que se acercó con un moño de cinta negra para colgarlo en la puerta del edificio, pero que no se quiso identificar, dijo: “Hay muchas cosas ocultas dentro de una pareja y uno casi nunca sabe de las peleas entre esposos. Ellos eran muy reservados y nunca sabremos lo que pudo haber pasado”.

Cortesia El Diario La Prensa

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