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viernes, 24 de abril de 2009

Recordando el 24 de abril de 1965.


General entregue su pistola, usted está detenido", le gritó el capitán Mario Peña Taveras al general Marcos Rivera Cuesta, jefe de Estado Mayor del Ejército Nacional, cuando fue detenido en uno de los principales acontecimientos que desencadenaron la insurrección cívico militar de abril 1965 que buscaba reponer al gobierno de Juan Bosch derrocado en 1963.

"Yo entro al despacho y le pego mi ametralladora en el pecho y le digo: general entregue su pistola que usted está detenido... el hombre se puso tan nervioso que no supo qué hacer", recuerda el comandante Peña Taveras, uno de los héroes olvidados en la guerra de abril.

En una entrevista en el programa "El Gobierno de la Mañana", Peña Taveras, dice que fue tal el nerviosismo que se apoderó del oficial detenido, que él mismo se terció su ametralladora al hombro y lo desarmó y la entregó a sus compañeros.

Relata que Rivera Cuesta, quien era su superior jerárquico, lo único que atinó a decirle dentro de su estado de nerviosismo fue "Peña Taveras, tú te estás volviendo loco".

"General no me he vuelto loco como usted dice, mi idea iba más lejos, porque íbamos a fusilarlo por el apoyo que le ha bridando al gobierno corrupto del Triunvirato", le respodió.

Cuarenta y cuatro años después de aquellos acontecimientos, Peña Taveras confiesa que fue un error no haber fusilado a los miembros del Estado Mayor del Ejército al momento de apresarlos.

"Ese fue el error nuestro -agrega- , ese fue el gran error, porque si los hubiéramos fusilado, se hubiera salido de todo más de pronto."

Entre los oficiales apresados figuran Rivera Cuesta, el sub jefe del Ejército, el coronel Maximiliano Américo Ruíz Batista, el oficial de personal mayor Pompeyo Vinicio Ruiz, el G-2 mayor Héctor García Tejada, José Silvestre García, Humberto Estévez, tenientes coroneles.

La operación la realizaron más de veinte hombres y fue tan sorpresiva que los apresados no tuvieron tiempo para reaccionar.

Peña Taveras, de 85 años, pero que dice tener la lucidez de un hombre de 20, reside en Miami, Estados Unidos, como el mismo confesó a "expensa de mis hijos".

"Lo único que tengo es la conciencia y el honor de haber cumplido con mi deber, porque solamente tengo eso". Dice que recibe una "pensión miserable" que se queda en Santo Domingo para ayudar a la familia.

"No tengo nada, pero gracias a Dios no sólo de pan vive el hombre", dice.

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