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sábado, 12 de julio de 2008

Vamos a reir.

Lo que sigue son declaraciones reales hechas en formularios de seguros de accidentes, donde los conductores trataban de resumir los detalles con el menor número de palabras posible:



-Volviendo al hogar me metí en la casa que no es y choqué contra el árbol que no tengo.
-El otro coche chocó con el mío sin previo aviso de sus intenciones.
-Creía que el cristal de la ventanilla estaba bajado, pero me di cuenta de que estaba subido cuando saqué la cabeza a través de ella.
-Choqué contra un camión estacionado que venía en dirección contraria.
-El peatón chocó contra mi coche y después se metió debajo.
-El tío estaba por toda la calle y tuve que hacer varias maniobras bruscas antes de atropellarlo.
-Saqué el coche del arcén, miré a mi suegra y me fui de cabeza al terraplén.
-Tratando de matar a una mosca, choque contra el poste de teléfonos.
-Llevaba cuarenta años conduciendo cuando me dormí al volante y tuve un accidente.
-Para evitar colisionar con el parachoques del coche de delante, atropellé al peatón.
-Mi coche estaba correctamente aparcado cuando, retrocediendo, le dio al otro coche.
-Un coche invisible que salió de la nada me dio un golpe y desapareció.
-Le dije a la policía que no estaba herido, pero cuando me quité el sombrero me di cuenta de que tenía fractura de cráneo.
-Estaba convencido de que el vejete no llegaría nunca al otro lado de la calzada cuando le atropellé.
-El peatón no sabía en que dirección correr, así que le pasé por encima.
-Vi una cara triste moviéndose lentamente cuando el señor mayor rebotó en el techo de mi coche.
-La causa indirecta del accidente fue un tipo bajito en un coche pequeño con una boca muy grande.
-El poste de teléfonos se estaba acercando y, cuando maniobraba para salirme de su camino, choqué de frente.

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