Pon estas palabras mías en tu corazón y en tu alma, que sean para ti como una señal ligada a tu mano, un signo puesto en medio de tu frente. Miren que en este día yo pongo delante de ustedes la bendición y la maldición. Bendición, si obedecen los mandamientos de Yavé que yo les prescribo hoy; maldición, si desobedecen dichos mandamientos y se desvían del camino que yo ahora les muestro, para seguir a dioses extraños que no son suyos.
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