El fin de todas las cosas está cerca; vivan, pues, con sensatez y dediquen sus noches a la oración.
Sobre todo ámense de verdad unos a otros, pues el amor hace perdonar una multitud de pecados.
Acójanse unos a otros en sus casas sin quejarse.
Que cada uno ponga al servicio de los demás el carisma que ha recibido, y de este modo serán buenos administradores de los diversos dones de Dios.
Si alguno habla, que sean palabras de Dios; si cumple algún ministerio, hágalo con el poder de Dios, para que Dios sea glorificado en todo por Cristo Jesús. A él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
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