Líderes políticas como la presidenta chilena Michelle Bachelet y Cristina Fernández de Kirchner, candidata presidencial en Argentina, acaparan titulares a medida que derriban barreras de género. Pero lejos de la atención pública, mujeres de menor prominencia están ganando también terreno en esferas tradicionalmente dominadas por los hombres.
Estas mujeres lo están logrando al emigrar a países industrializados, representando casi la mitad de todos los nuevos inmigrantes. Ellas emigran por muchas de las mismas razones que los hombres – para eludir adversidades, encontrar mejores oportunidades, apoyar a sus familias – y para hacer trabajos que no hacen ellos, como los que provee el sector de servicios personales incluido el trabajo doméstico y cuidado infantil.
Con ingresos superiores a los que nunca hubieran obtenido en sus países, las mujeres emigrantes contribuyen financieramente a sus hogares incluso si eso significa tener que hacerlo a través de transferencias de remesas.
Estudios muestran que el flujo de remesas tiende a favorecer al sexo femenino, porque son más las mujeres que reciben ese flujo constante de dinero. Inicialmente eso se explicaba porque eran más los hombres los que trabajaban en el exterior y sus esposas las que se quedaban en su país cuidando la familia.
Ahora con más mujeres en el exterior, esta tendencia continúa expandiéndose. Las mujeres creen que sus madres u otras mujeres usarán el dinero en forma más responsable que los hombres.
Un estudio del año pasado sobre mujeres dominicanas que emigraron a España principalmente para trabajar en servicio doméstico encontró que muchas de ellas enviaron dinero a sus parejas, pero dejaron de hacerlo porque los fondos eran mal administrados. Según el informe, los hombres desperdiciaron el dinero en alcohol, aventuras sexuales y otras malas inversiones.
Expertos aseguran que la expansión de ingresos en países industrializados, junto con el aumento de fondos disponibles en los países de origen, significa para la mujer un poder económico y de decisión sin precedentes.
Este cambio, sin embargo, no ha logrado eliminar prejuicios de género tradicionales. El estudio dominicano indica que mientras las mujeres son más influyentes en el manejo del hogar, su partida y sus remesas lograron poco en materia de igualdad. La mayoría de los hombres que se quedaron, no adoptaron nuevos roles de responsabilidad en el cuidado de los niños o el hogar, y en algunos casos dejaron de proveer recursos para la familia una vez empezaron a llegar las remesas.
Las opciones de mujeres de clase trabajadora que emigran, comparadas con las de mujeres en trabajos de cuello blanco que se quedan en sus países, son obviamente muy diferentes, pero sus luchas son paralelas. Ambas enfrentan estructuras tradicionales que favorecen a los hombres. Argentina, por ejemplo, tal vez figure entre los mejores países del mundo según la clasificación de igualdad de género del World Economic Forum en cuanto a salud y participación política, pero las mujeres en ese país continúan ganando poco más de una tercera parte de lo que ganan los hombres en trabajos comparable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.