Por Pedro Angel Martínez
Me llama mucho la atención la violencia ejercida contra las mujeres, porque es un fenómeno que viene desde arriba. No es que me guste, de ninguna manera, es que la desecho por ser parte de una repulsa social contra un ser vulnerable.
En este país la violencia se incumba a cada momento con la deficiencia de los servicios públicos, la ineficiencia de los entes designados para solucionar los problemas nacionales y la impotencia del ciudadano con las instituciones públicas y privadas.
La violencia se engendra desde arriba y va bajando hasta terminar en el ser que por su contextura o naturaleza no puede defenderse adecuadamente.
Ahí exponemos el parámetro del padre que en su trabajo recibe una repulsa y reprimenda de su jefe, y hace lo mismo con su subalterno; éste último hace lo mismo con su inferior en la cadena jerárquica; éste lo lleva a su casa y la arroja contra su esposa; su esposa contra el hijo y el hijo con el perro.
Es decir, una pirámide viene desde arriba afectando a los seres más débiles.
Día a día, en este país, hay mil razones para aprender actitudes violenta. ¿Qué no? Vaya usted por ahí en un vehículo y observe a los demás conductores, para poner un ejemplo
No entiendo, y nunca voy a entender, por qué el ser humano maltrata al par que ama. No entiendo, de ninguna manera, que la mujer sea receptora de esa violencia social que le achica su autoestima y la elimina poco a poco.
De verdad no entiendo.
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